He buscado una traducción al castellano del famoso artículo de Steve Pavlina, 30 Days to Success pero no he sido capaz de hacerlo. Así que os ofrezco a continuación una traducción-resumen en la línea de Du Tudú. Disfrutadlo.
La prueba de los 30 días es una potente herramienta de crecimiento personal. También es una gran forma de desarrollar nuevos hábitos, y lo mejor de todo, es realmente simple.
Empezar y mantener un nuevo hábito durante unas semanas es la parte complicada de adquirir un hábito. Una vez se ha tomado inercia, es mucho más sencillo ir haciendo.
A menudo, pensamos en el cambio que vamos a realizar como algo permanente. Parece demasiado aplastante pensar en hacer un gran cambio. En cuanto más pensamos en el cambio como algo permanente, más nos resistimos.
¿Pero qué pasaría si pensáramos en realizar un cambio sólo de forma temporal – pongamos 30 días – y entonces fueras libre de volver a tus viejos hábitos?
Aún necesitarías algo de disciplina y compromiso, pero no tanto como para un cambio permanente. Cualquier privación percibida sería sólo temporal.
Las ventajas de completar una prueba de 30 días son:
- habrás llegado lo suficientemente lejos como para establecer el hábito, y será más sencillo de mantener de lo que fue empezar
- romperás la adicción a tus viejos hábitos durante ese tiempo
- tendrás 30 días de éxito tras de ti, lo que te dará mayor confianza en que puedes continuar
- ganarás 30 días de resultados, que te darán una información práctica de lo que puedes esperar si continúas
Si aún después de ese tiempo no estás seguro de querer hacer definitivo el cambio, puedes alargar el tiempo de prueba hasta 60 o 90 días.
Otro beneficio de esta aproximación es que puedes usarla para probar nuevos hábitos cuando no estás seguro si querrás continuar toda tu vida.
Este método parece funcionar mejor para hábitos diarios. No he tenido suerte usándolo cuando he intentado empezar un nuevo hábito que sólo realizo 3 o 4 días por semana. De todas formas, puede funcionar bien si lo aplicas a diario durante los primeros 30 días y después lo reduces.
No pienses que tienes que seguir el hábito más allá de 30 días. Piensa en los beneficios que obtendrás de tan sólo 30 días.
El poder de esta aproximación recae en su simplicidad. Incluso cuando hacer cierta actividad cada día puede ser menos eficiente que seguir un horario más complejo, es más sencillo adherirse a un hábito diario. Cuando te comprometes a hacer algo cada día sin excepción, no puedes racionalizar o justificar saltártelo un solo día, o no podrás prometerte retomarlo reorganizando tu horario.