A medida que avanza el día cada vez estamos más faltos de energía y nos cuesta concentrarnos. También la energía disponible varía depende como nos hayamos levantado ese día. Incluso aunque nos encontremos bien, para dar el máximo no viene mal una ayuda. Aquí van unos consejos que nos pueden ayudar a aumentar nuestra energía.
Muévete: haz ejercicios desde tu mesa, desde estirar las piernas y brazos, a pequeños ejercicios de fuerza. Puedes partir de estos ejercicios para hacer en el avión. Si estás en casa y conoces más ejercicios (abdominales, etc) también te pueden servir. Hacer ejercicios te obliga a concentrarte en lo que haces, fuerza la circulación del oxígeno y te hace sentir más despierto al reactivar los músculos.
Respira hondo: al respirar a pleno pulmón tomamos más oxígeno, y eso aumenta el rendimiento de nuestro cerebro. Si trabajas con un ordenador, mejorará tu respiración si tienes una postura correcta al sentarte: al tener el tronco en posición vertical y la cabeza en una posición sin forzar facilitamos la respiración y, por tanto, el aporte de oxígeno.
Prueba algo nuevo: un factor importante para la energía es la motivación. Si te pones a trabajar en algo nuevo que te guste la misma curiosidad y motivación tirarán de ti para que te concentres y rindas más. No es sólo un estado de ánimo, nuestro cerebro realmente segrega dopamina, que le sirve de recompensa y motivación.
Haz pequeñas comidas: hacer comidas grandes tiene dos peligros: las comidas copiosas requieren más esfuerzo de digestión y nos provocan sueño; también, al poco rato de haber comido, consumimos los azúcares que nos dan la energía. Por otro lado, si haces más comidas y más pequeñas la glucosa se repartirá a lo largo del día, eso también produce un efecto motivador sobre el organismo.
Haz algo que te anime: como el ejercicio, hacer algo que nos anime pone a nuestro organismo en marcha para trabajar. Pon música animada y que te guste, y baila con ella. Las actividades que nos gustan liberan endorfinas, como cuando hacemos deporte, y eso nos hará sentir bien y con ganas de hacer cosas.
Bebe líquidos: nuestro cuerpo y en concreto el cerebro rinde más si se mantiene hidratado. Beber agua ayudará a mantener los niveles de hidratación correctos. No esperes a tener sed para beber, porque cuando eso pasa hace rato que nos falta agua. Evita las bebidas con calorías (refrescos con gas), y si tomas café no concentres su consumo durante la mañana.
Obsesiónate menos: aquí hemos hablado de la ‘mente como agua‘, o ‘la zona’ como algunos lo llaman. Todo lo que tienes en la cabeza que no tenga que ver con lo que estás haciendo (incluso algunas que sí tienen que ver) lo único que hace es entorpecerte y distraerte. Relájate, apunta en un papel lo que te inquieta, relájate y ponte de nuevo con el trabajo. Cuando acabes la tarea podrás volver a lo que has apuntado y podrás dedicarle el tiempo que se merece.
Sal fuera: levántate y sal de casa o de la oficina. Cambiar de aires (tanto de entorno como literalmente de aire más oxigenado) te vendrá bien para romper con lo que estabas haciendo. La luz solar hace que nuestro cuerpo reaccione positivamente y nos sintamos con más energía. Entre ambas cosas, volverás a tu trabajo parcialmente renovado.
Fotografía: Blenheim horse trials 1 por Thowra_uk