La procrastinación es el hábito de retrasar sin ninguna buena excusa el trabajo pendiente, sustituyéndolo por alguna otra cosa irrelevante.
No es malo hacer cosas que nos resulten más placenteras en lugar de otras tareas. El problema con la procrastinación es que nos provoca un sentimiento de culpa, pasado el rato sentimos que en lugar de disfrutar del tiempo lo hemos perdido.
Si queremos evitar la procrastinación debemos aprender a reconocerla, a identificar qué la causa y evitarla. A continuación, una recopilación de las causas más habituales que debemos evitar.
- Puedes hacer esa tarea aunque no te guste. Seguramente la tarea no es tan difícil, pero no nos gusta nada hacerla. Si esta tarea se nos presenta a media tarde, cuando empiezan a fallar las energías, seguro que la ignoraremos.Si no reunimos el suficiente valor para hacerla, lo mejor será dejarla para el día siguiente y que sea la primera tarea que hagamos. Tendremos más energía para hacerla, así que la miraremos a los ojos y nos lanzaremos a por ella como si fuéramos un kamikaze. Al poco tiempo, la habremos acabado y pensaremos ‘tampoco era para tanto’, y estaremos listos para comernos el resto del día.
- Si eliminas las tentaciones, el camino es cuesta abajo. Según la Odisea, las sirenas cantaban para atraer a los barcos hacia las rocas, seduciendo a los marineros con sus voces. Nosotros tenemos nuestra odisea particular cuando queremos ponernos a trabajar pero estamos rodeados de interrupciones o actividades mucho más seductoras.En ese caso, lo primero será deshacernos de tales interrupciones. Cierra el correo, twitter, chat, mensajería, etc. Muerto el perro, muerta la rabia.
- Si lo haces es porque quieres. Si no quieres hacerlo, olvídate de ello, tú decides qué quieres hacer y qué no. Fácil, ¿verdad? Pero si realmente quieres hacerlo pero te da pereza ponerte, piensa en que este es el primer paso en el camino, ese que te llevará al objetivo que deseas.
- Haz añicos esa roca para moverla. Algunas tareas, tal como las planteamos, nos parecen enormes, y eso nos para. Si queremos mover una roca, podemos partirla en trozos de un tamaño que podamos manejar. Con una tarea lo mismo, no pienses en todo lo que tienes que hacer, piensa en la tarea más pequeña que puedas hacer; vista así no da tanto miedo.
- No necesitas que sea perfecto de entrada. Si quieres que en tu primer intento una tarea compleja sea perfecta, puedes desanimarte sólo con pensar en los pequeños detalles que han de estar perfectos. Eso no tiene que ser así, ni mucho menos. Somos humanos y hemos de perdonarnos si cometemos algún error. Es mucho mejor hacer iteraciones.Hazlo la primera vez entero con lo básico que necesites, luego vuelve a repasarlo añadiendo detalles, y sigue haciendo repasos hasta que estés satisfecho con el resultado. Que estés satisfecho con el resultado no quiere decir que esté perfecto, sólo necesitas llegar a un estándar de calidad que tú misma te marques.
Fotografía: The Fine Art of Not-Getting-Shit-Done, de Invisible Hour