Hace unos días te hablé de las interrupciones y cómo afectan al trabajo. En aquél post comenté algunas de las interrupciones más habituales, pero todas tenían algo en común: son interrupciones externas.
Las interrupciones no solo vienen de fuera, también pueden venir de dentro. A veces estoy trabajando y me viene a la cabeza un pensamiento: una idea que puedo a aplicar a un proyecto, me acuerdo de algo que he de hacer, o cualquier cosa que, en definitiva, no tenga que ver con lo que esté haciendo en ese momento.
Si no hago nada, si dejo que esa idea ‘intrusa’ siga su camino, desviaré mi atención de lo que estaba haciendo hacia ese nuevo pensamiento. Ya puedes imaginar que mi efectividad así baja en picado, pues ya estoy distraído y tardaré un rato en volve a centrarme en lo que quisiera hacer.
Las interrupciones internas son las ideas, recordatorios y reflexiones que surgen en cualquier momento, estemos trabajando o descansando. Estas interrupciones que vienen de dentro no se pueden evitar literalmente, ni queremos hacerlo, por diversas razones. Por un lado, lo que viene de nuestra propia mente es una preocupación auténtica, algún mecanismo mental ha decidido que eso es importante para nosotros y si no hacemos algo por sacarla de la cabeza volverá, recurrentemente, interrumpiéndonos de nuevo.
Por otro lado, hemos de crear un sistema que dé confianza a nuestra mente, que le «haga saber» que todo lo que se le ocurra será tomado en cuenta. Así es como pasamos de pensar en «cosas que tenemos que hacer» a «esto puede ser una buena idea, toma nota», es decir, del estrés del trabajo pendiente a una mentalidad creativa.
¿Qué hago en estos casos? Capturo esa idea en mi sistema de confianza. Como confío en él, sé que en algún momento voy a procesarlo y prestarle la atención que merece, no vuelvo a acordarme de él. Obviamente necesitaré alguna herramienta de captura siempre conmigo, porque en cualquier momento algo puede llamar mi atención (incluida la mesita de noche, ¿a quién no le han venido a la cabeza multitud de temas justo cuando quiere dormir?).
Como en la meditación, hemos de aceptar estos pensamientos pero no dejar que secuestren nuestro hilo de pensamiento. Queremos dedicar un tiempo de atención de calidad a cualquier cosa que llame nuestra atención. Al capturar, aplazamos el momento de pensar en ese tema hasta un momento en el que podamos estar por él al 100%, sin interrumpir nuestra tarea actual.
Hacerlo una sola vez, apuntarlo en un papel que no voy a volver a consultar nunca más de la vida no me ayudaría. Pero capturar sistemáticamente y procesar más tarde lo capturado hace que mi mente se acostumbre a ese proceso, y no me cargue más.
Fotografía de James Pond
Comments
Juan Toro
AuthorHola, buenos dias.
Desgraciadamente es cierto, los pensamientos, la idea feliz sobre cualquier proyecto que tenemos atascado, puede venir en cualquier momento. Todavia recuerdo mis momentos de programador que tenía la resolución a algun algoritmo a las dos de la mañana, si me despertaba..y por supuesto me levantaba, encendia el ordenador y lo implementaba con éxito.
Suelo llevar una grabadora – pendrive en el bolsillo para los momentos que voy conduciendo o andando.. son momentos de relax para mi, donde la mente no para.
Y luego procuro tener un bloc de notas en todo momento y evernote para las captura.
Nunca se sabe cuanto te puede venir la «idea del millón de dolares» 😉
Saludos