A lo largo de tu vida, vas a vivir alrededor de 20.000 días, así que mejor que aprendas a sacarles el mejor rendimiento posible. Esto lo puedes hacer a base de adquirir hábitos que te ayuden en tu vida, o modificando aquellos que ya tengas.
Cuantificar las rutinas
Antes de alterar tus hábitos deberás hacerlos tangibles. Y para ello, deberás empezar a cuantificarlos. Hay tres medidas que puedes encontrar útiles:
- Registros de tiempo: ¿qué haces durante el día? Lleva una libreta contigo y toma nota de tus actividades. Después divide lo que hayas anotado en grupos de actividad, para analizar las tendencias en las que usas tu tiempo.
- Registros financieros: ¿en qué gastas tu dinero?. Para esto necesitarás más tiempo de registro y análisis, pero te sorprenderá el cambio que supone el gasto en ese café diario.
- Registros de productividad: a diferencia de los dos anteriores, este es específico para cada campo. Podrías mantener un registro de productividad para cada área de tu vida (salud, trabajo, negocios o escuela). La idea es trazar lo que consigues después de la inversión de tiempo y dinero que has hecho.
Actualizar tus hábitos
Con una amplia visión de cómo las acciones diarias tienen efecto a lo largo del tiempo, ya estarás en una posición para actualizar tus hábitos. Esto no es tan complicado como parece. Mi sugerencia es el método de los Hábitos en Treinta Días de Steve Pavlina.
Algunas cosas que tendrás que considerar durante el proceso:
- Ve despacio: No intentes adquirir más de un hábito o dos a la vez, querer hacer mucho muy rápido seguramente es el camino más rápido para fallar.
- Sé consistente: Tu hábito tiene que ser algo que ejecutes a diario y de forma consistente. Las variaciones sobre lo que hagas (cambiar un ejercicio por otro, por ejemplo) ya las harás cuando tengas el hábito adquirido.
- Sustituye las necesidades perdidas: mucha gente no consigue cambiar sus hábitos porque no reconocen todo el impacto que tendrá una actualización. Me gista la metáfora del diseño de hábitos, porque las optimizaciones se han de alinear con las fuerzas que te hacían funcionar antes. Si te sientes necesitado necesitas una nueva estrategia, no más fuerza de voluntad
Echando un nuevo vistazo a las grandes decisiones
La repercusión final del diseño de tu día es echar un vistazo a las grandes decisiones desde un nuevo punto de vista, como «¿Qué quiero hacer con mi vida?», «¿Debería cambiar de trabajo?», etc.
Ninguna aproximación te dará una respuesta sencilla a estas preguntas. De hecho, seguramente, no se puede llegar a la respuesta satisfactoriamente sin cometer errores y buscar oportunidades. Pero una perspectiva diaria te puede dar una enfoque que quizá no habías considerado.
La idea detrás de la perspectiva diaria es que todas las grandes decisiones que tomes tendrán un impacto en tus días. Ignora las abstracciones de prestigio, dinero y cumplidos si no van a tener un impacto en lo que hagas entre que te levantas y te acuestas.
La decisión que te puede sorprender es que, generalmente, ninguna decisión de nadie va a ser aplastante.
Scott H Young, How To Engineer Your Day