Deja de hacer listas de tareas. Las listas de tareas solo te van a traer frustración.
En su lugar, haz listas de acciones.
Seamos sinceros. Una lista de tareas, en la que apuntas todo lo que «tienes que hacer» no es más que una lista donde volcar ideas de lo que estaría bien para ti. Pero con una lista de tareas en la que tienes al mismo nivel las cosas que te llevan 5 minutos, 5 horas y 5 días lo único que vas a conseguir es irte a por las más cortas, porque pensar en cómo empezar el resto es demasiado esfuerzo cuando estás dispuesto a trabajar.
De la misma forma, tener una lista de tareas sin clarificar hace que se pierda el contexto al que corresponden. ¿Cuánto dura? ¿Tendré suficiente tiempo? ¿Qué herramientas necesito para llevarla a cabo? ¿Necesito un nivel de energía o concentración concretos? Todas estas preguntas requieren que las tengamos decididas antes de echar un vistazo a la lista para escoger en qué vamos a trabajar a continuación.
Por el contrario, las listas de próximas acciones definen exactamente una acción única, realizable y bien definida, para la que previamente nos hemos preocupado de decidir que teníamos todo lo necesario para realizarla. También, antes de entrar en la lista de próximas acciones, decidiremos el contexto (lugar, herramientas, nivel de energía, etc) en el cuál se debe realizar. Y si nuestro objetivo va más allá de una simple tarea, lo complementamos con una lista de proyectos (esas cosas que nos llevan más de una acción, por ejemplo esos trabajos de 5 días), pero nunca en la misma lista que las acciones.
Fotografía: Carissa GoodNCrazy