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GTD: la mente como agua


El mejor recurso que tenemos para ser más productivo es el de una mente en buenas condiciones.

En ocasiones, nos hemos sentado para empezar a trabajar. De entrada, teníamos claro cuál iba a ser la tarea a la que nos íbamos a dedicar. Empezamos a trabajar, y el estado de concentración era tal que hemos seguido trabajando sin pausa, hasta que por casualidad miramos el reloj y nos preguntamos ‘¿ya es hora de comer? ¡Pero si ni me he dado cuenta!

Este estado de alerta, en el que nuestra mente está atenta y concentrada sin estar estresada, es el que deberíamos alcanzar siempre que nos pongamos a hacer algo, pues es un estado en el que somos muy productivos y constructivos.

Se conoce el poder de este estado en disitintas disciplinas, como en en artes marciales; ahí se le llama «mente como el agua» y en GTD se conoce también así.

El nombre «mente como el agua» viene de una analogía. Imaginemos un estanque de agua con el agua en reposo. Nosotros cuando empezamos a trabajar también queremos estar en reposo, relajados. El estrés nos lleva a la distracción, si nos relajamos trabajaremos sin la resistencia que la tensión provoca.

Ahora imaginemos que tiramos una piedra al estanque. El agua se agitará lo que sea necesario. La reacción del agua es la apropiada. De la misma forma, nuestra reacción tiene que ser la apropiada, ni por exceso ni por defecto.

¿Como es una reacción adecuada? Imaginemos que nos cae un proyecto. Hay quien, ante esto, se queja de que ya tiene demasiado trabajo, que no puede llevar tantas cosas a la vez, y pone más energía en inventar excusas y quejas que en solventar el proyecto; acto seguido para lo que estuviera haciendo y se dedica al 110%. Esto será una reacción excesiva que generará estrés. El otro extremo es el de la persona que, una vez se le encarga el proyecto, sabe que le resulta incómodo (tiene otro trabajo pendiente, por ejemplo) y lo deja aparcado mientras no se lo reclamen. Esto sería una reacción menor de lo necesaria, pues si bien no nos da más trabajo, nos estresará a medida que se acerque la fecha de cierre del proyecto.

En cambio, una reacción adecuada sería procesar el proyecto a su debido momento, analizar cuales son los resultados que se esperan, hacer una lluvia de ideas y dedicar un tiempo a la planificación natural para detectar las próximas acciones. Una vez detectadas, las incluiríamos en nuestras listas de próximas acciones y buscaremos el equilibrio entre tirar adelante este proyecto y el resto de los que ya tenemos en marcha.

Otra reacción poco apropiada es la que nos encontramos cuando un día no hemos podido avanzar como esperábamos con nuestras acciones. Que hacemos entonces, ¿enfadarnos? Esto no sirve de nada, en cambio detectar por qué no hemos avanzado y poner soluciones para el día siguiente nos devuelve al estado que queremos.

Pero, ¿realmente podemos entrar y salir de este estado? La metodología de ‘Organízate con eficacia’ está pensada para que nos ayude a entrar en un estado de «mente como el agua», a tomar el control de nuestro estado.

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  • Precisamente hoy me ha pasado lo que describes en el segundo parrafo, con lo mal que me sienta comer tan tarde…

    Soy un nuevo lector de este blog, me parecen muy interesantes los temas que tratas, y muchos de ellos me ayudan a pensar, felicidades.

    Un saludo.


  • @PrT: gracias, es un orgullo provocar eso con mis artículos. Gracias por leer el blog.


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