Estoy seguro de que una de las razones por las que procrastinamos (ya sabes, esa palabra que quiere decir «dejara para mañana lo que puedas hacer hoy») más las acciones es por que no nos gusta ni nos divierte hacerlas.
La verdad, ¿qué puede haber de apasionante en desplazarme hasta una tienda a 5 km y comprar un cubo de pintura? ¿Y en pasarme una mañana moviendo números en una hoja de cálculo para después pasarme otra mañana redactando un aburrido informe de resultados?
Te voy a contar algo: GTD nos facilita el hacer todas esas acciones que de otra forma no querríamos hacer. Entonces, ¿quiere decir esto que nos estamos engañando a nosotros mismos?
No, quiere decir que si esta es la forma en la que ves tus acciones, necesitas partir de otro punto distinto.. La auténtica razón por la que hacemos las acciones no son las acciones en sí mismas. Las acciones nos llevan a nuestros objetivos.
Cuando estamos definiendo el trabajo, cuando estamos procesando nuestras bandejas de entrada y siendo creativos, estamos pensando en el objetivo. En ese momento nuestra mente parte del objetivo que quiere conseguir. Por eso nos funciona tan bien dedicar un tiempo a pensar. Empezamos imaginando el destino al que queremos llegar, y de ahí vamos definiendo pasos, acciones, motivados por conseguir esa meta.
Si apuntaste en tu lista de próximas acciones que tenías que comprar un bote de pintura, sería probablemente para pintar una valla del jardín, que vas a disfrutar este verano. Si una de tus próximas acciones es redactar el informe de resultados, será porque quieres mostrar a tu jefe que has cumplido aquél objetivo de beneficios que te habías marcado.
Entonces, ¿por qué no hacemos lo mismo cuando vamos a escoger cuál es la próxima acción que haremos? Las acciones de por sí suelen ser aburridas. Pero si al mirarlas partes también del objetivo, como cuando estabas procesando, en ese momento verá la compensación del trabajo físico.
De otra forma, visto desde el trabajo por el trabajo, la mente no ve la recompensa y tendremos tendencia a procrastinar las acciones menos agradecidas físicamente. Así que cuando estés revisando las acciones para hacerlas, no pienses en el trabajo, piensa en lo que vas a conseguir cuando la hagas.
Fotografía: a day every father dreams of, por woodleywonderworks