¡Buff, unas pocas horas más y no llego! ¿Te imaginas que me hubiera pasado un año entero sin escribir? 😉 Hace (casi) un año ya desde mi anterior post, que no el último. Han pasado muchas cosas desde entonces, pero la que seguro que no ha pasado es que haya abandonado el blog.
Como no me gustan los artículos personales, intentaré abordar lo que ha sucedido en estos meses desde la productividad.
Lo primero y evidente: mis prioridades han cambiado hacia otros proyectos durante un tiempo. El primero y más importante fue el nacimiento de mi hija el día 21 de noviembre, así que pronto celebraremos su primer cumpleaños.
Hasta ahora creía saber mucho de productividad personal, pero hasta que no tienes un hijo no descubres que el estrés, los plazos cortos (o mejor dicho, micro-plazos), la gestión de la atención, la reacción a las urgencias y todo lo demás cobran auténtico sentido. Todo lo que pueda pasarme en cualquier trabajo son tonterías.
Por supuesto, he tenido que cambiar hábitos, rutinas y flujos de trabajo. Pero lo más importante es que he reorganizado mis áreas de responsabilidad y mi dedicación a ellas. Ahora la parte de las relaciones con mi pequeña tienen un espacio privilegiado y difícilmente movible dentro de mi tiempo diario. También implica el enfoque en mis niveles más altos, mi visión y mis valores.
Una vez me estabilicé, ha habido otros proyectos personales que han surgido y requerían bastante dedicación. Unos han funcionado, otros no, y otros empiezan ahora. Pero en cualquier caso, he tenido que escoger qué hacía, y por tanto también qué no hacía. Escribir en el blog ha caído en esta segunda categoría.
Sigo ahora con varios proyectos y tiempo limitado. El blog es una cosa que me corría por la cabeza continuamente, distrayéndome de otras cosas. Después de tanto tiempo tenía que tomar una decisión: retomarlo o abandonarlo definitivamente y quitarlo de mi radar mental.
Justo uno de estos días, en el mismo momento en que estaba debatiéndome y estaba más cerca de la segunda opción, recibí un correo de un amigo. En él me decía entre otras cosas que el blog le había inspirado en su momento. Eso me despertó: en mis niveles más altos siempre ha estado el compartir lo que he aprendido para que otros puedan aprovecharlo. La decisión estaba tomada.
Así que aquí estoy, escribiendo estas líneas y muchas otras que han de seguir; sin saber con qué frecuencia escribiré, ni si podré recuperar todo lo que había ganado y he perdido con el parón; sin tener demasiado alineado el escribir con mis otros proyectos y mi largo plazo todavía (¿algún coach voluntario en la sala?). Pero seguro con ganas de volver a explicaros todo lo que se me ocurra.
Bien, ¿por dónde íbamos?
Fotografía: Daniel Aguayo