Normalmente tengo varios libros en danza simultáneamente. Ha dado la casualidad de que me he leído en paralelo estos dos libros.
El primero es «La semana laboral de 4 horas» de Timothy Ferriss. Explica cómo montar nuestra vida para que podamos realizar nuestros sueños a diario a la vez que manteniendo un buen nivel de ingresos.
«La semana laboral…» parte de una buena idea: buscar el equilibrio entre nuestros sueños, los recursos que necesitamos para realizarlos (qué sueldo necesitamos para mantenerlos), y el tiempo que dedicamos a trabajar para conseguir esos recursos.
El libro de Dilbert no sólo habla de las predicciones, sino de cómo el lector puede superar los cambios que se van a producir, o como dice el subtítulo ‘cómo prosperar en el siglo XXI gracias a la estupidez’.
Tim Ferriss propone aprovechar la inercia que tiene la sociedad para ofrecer productos y montar una infrastructura en la que nuestro producto se venda sin nuestra intervención.
Scott Adams define a los insipiduos: los seis mil millones de imbéciles que se interpone en el camino de los listos y atractivos lectores de Dilbert.
Para mí, «La semana laboral…» se gira cuando los consejos que Ferriss da incluye aprovechar la situación laboral en otros sitios, la buena fe de proveedores, el ‘cuento de la lagrimita’, revender a precios exagerados, etc. Dicho de otra forma: sobrevivir a los insipiduos. Hubo un momento en que no estaba seguro de qué libro estaba leyendo.
«El futuro de Dilbert» es un libro de humor. «La semana laboral…» en principio no 🙂 Dilbert me divirtió mucho.
A pesar de todo, recomiendo leer el libro de Tim Ferriss. Por un lado da una idea sobre qué es lo que nos debería preocupar más, si el trabajo, el beneficio del trabajo, o el disfrutar. Establece una forma para medir la riqueza, no como un valor absoluto en dinero, sino en función del tiempo que nos lleva conseguir ese dinero y si lo que ganamos es suficiente para cumplir nuestros deseos.
También enseña algunos trucos que, aunque tienen un enfoque algo ‘anti-insipíduos’, pueden ser de gran utilidad para la productividad de cualquiera, como la de automatizar tareas repetitivas o delegar ciertas tareas.