En las entrevistas a personas de éxito, cuando se les pregunta sobre cómo hacen para ser productivos, hay un hábito que suele aparecer recurrentemente. De hecho, suelen citarlo como una de sus armas más poderosas.
Se trata de las rutinas que siguen durante las mañanas. Estas personas (y muchas otras) tienen por costumbre hacer exactamente las mismas cosas cada mañana. Las ventajas más destacables de esto son:
- Empieza el día con energía: hacer a primera hora algo de ejercicio o visualizar las cosas que deseamos hace que despertemos antes, con más energía y más motivación para afrontar el día.
- Aprovecha las horas de más calma: la primera hora del día, contando que nos levantemos pronto, es la más tranquila. A esas horas el resto del mundo todavía duerme, y no tendremos interrupciones. Es un momento ideal para hacer cosas que requieran tranquilidad o concentración.
- Tomamos confianza: al tener unas acciones nada más levantarnos (un momento en el que no se puede decir que seamos la versión más lúcida de nosotros mismos), nos reafirmamos en que estamos haciendo «lo que debemos», y nos damos una sensación de familiaridad y confianza en nosotros y el proceso.
Por eso, si no tienes una rutina al despertar, ahora es un buen momento para definir una. Algunas de las cosas que puedes hacer durante esa rutina son:
- Meditar
- Visualizar tus objetivos
- Ejercicio físico, como una tabla de ejercicios o unos estiramientos
- Leer tus objetivos a largo plazo
- Hacer un desayuno completo
- Ejercicios creativos
- Repasar algún mantra (afirmaciones, tu lista de valores y propósitos, etc.)
- Ejercicios de agradecimiento
- Ejercicios mentales
- Diseñar tu día
- Escoger tus tareas más importantes
Una forma de empezar con la rutina al despertar es primero decidir a qué hora nos vamos a despertar. Si, por ejemplo, hemos de salir de casa hacia la oficina a las 7 de la mañana, y queremos dedicar una hora a la rutina, nos tendremos que levantar a las 6 AM. No te asustes, es una hora normal para estas rutinas.
Decidida la hora de levantarse, tocará decidir cuántas horas queremos dormir, y calcular la hora de ir a dormir. También hemos de tomar un compromiso de levantarnos cada día, fines de semana incluidos, a la misma hora; sino, no es una rutina, y nuestro cuerpo no se acostumbrará ni nos acompañará. Por tanto, cada día ir a dormir y levantarnos a la misma hora.
También tendremos que preparar una lista de control con las actividades que queremos hacer. La lista anterior nos dará algunas ideas de qué puedes hacer. Seguramente tardaremos en tener esta lista de control a punto, porque el ciclo será:
- escoger qué queremos hacer
- probarlo
- ver si nos da tiempo a hacer toda la lista (eso lo veremos en seguida)
- ajustar las acciones al tiempo disponible
- ver si las acciones de la rutina nos aportan algún beneficio (esto es a un plazo algo más largo: una semana, un mes…)
- ajustar las acciones a los resultados que nos interesen
Y repetir este ciclo de vez en cuando, para actualizar la rutina: con el tiempo habrá cosas que requerirán ajustes; si es así prueba cosas nuevas, aunque sea cambiar detalles sobre la forma en la que haces alguna de las acciones. La experimentación te dará la clave para hacer una rutina a tu medida.
¿Sigues alguna rutina por la mañana? ¿Qué acción crees que es la más original o que te aporta un mayor cambio para afrontar el día?
Fotografía: Sunrise in Ceguera