En tu día a día
- Fumar, el primero en popularidad.<>
- Procrastinar, el primero para los amantes de la productividad.
- No estar donde se debe. Aparece en el gimnasio cuando debas, aunque haga mal tiempo; ponte a escribir o pintar cuando debes, y mejorarás tu creatividad rápidamente; asiste a citas cuando debes, y aumentarás las posibilidades de conocer a una persona especial.
- Hacer algo que no es lo más importante que deberías estar haciendo. Usa la regla del 80/20: el 80% de tus resultados vienen del 20% de tus tareas, así que al principio del día decide cuáles van a ser tus 2 o 3 tareas que van a representar ese 20%.
- Pensar demasiado. Pensar más allá de lo necesario para una actividad es otra forma de pérdida de tiempo
- Ver la parte negativa de todo. Es cierto que todo tiene su parte negativa, pero eso hunde tu motivación. Adquiere el hábito de ver las cosas de una forma más positiva.
- Aferrarte a tus pensamientos y cerrarte a influencias externas. Esto te permite aprender de los errores de otros, de los propios y de otras fuentes.
- Ser constante en la sobrecarga de información. Los inconvenientes son:
- Alguna de la información es negativa, y si no eres selectivo te puede afectar
- Te provocará estrés el no poder absorberla toda
- No podrás tomar decisiones si siempre atiendes a las entradas de información.
Si es tu caso, reduce la cantidad de información (pon a dieta los blogs o foros que consultas), y adapta los canales que usas (lector RSS, cliente de correo, mensajería instantánea) para que no te interrumpan con tanta frecuencia.
En tu trabajo
- Navegar por Internet. Controla esas sesiones de ‘investigación’ en la red, es fácil dejarse llevar por un enlace que te lleva a otro, que…
- Hacer reuniones mal organizadas. Para que las reuniones sean provechosas, se debe convocar con una orden del día, procurando limitar la duración (una forma es controlándola en bloques de media hora), y siempre se ha de salir de ellas habiendo decidido qué acciones se llevarán a cabo y quién las hará.
- Descansillos y mensajería instantánea. No hay nada de malo en ello, pero hay que controlarlo para que no absorba demasiado tiempo.