¿No siempre se puede priorizar?
Las listas de acciones contienen todo aquello que podemos realizar en un momento dado, sin más categorización que los contextos. Al organizarlas no existe el concepto de prioridad, porque ésta es muy dinámica.
La prioridad de las acciones entra en juego cuando nos ponemos a trabajar y hemos de escoger alguna de ellas. En GTD usamos los contextos y los cuatro criterios de selección. Pero cuando estos filtros nos dejan más de una posible acción la decisión a tomar si depende de la prioridad de cada una de ellas.
Algunas personas se quejan de que esta parte del jefe de allá porque «no siempre se puede priorizar», no siempre se puede escoger una acción por encima de otra. Aveces incluso se bloquean por no saber qué elegir.
Muy contrario, todas las acciones se pueden priorizar. Priorizamos continuamente. Lo hacemos cuando decidimos qué ropa nos ponemos por la mañana. Priorizamos en un restaurante al escoger un plato. Incluso cuando estamos conduciendo priorizamos entre velocidad y consumo.
¿Qué distingue nuestra lista de acciones? Mientras que por lo general escoger un plazo en el restaurante tiene poco riesgo (somos conscientes de nuestras alergias, de nuestro apetito, el tiempo que le vamos a dedicar está bien acotado, etc.), Escoger una acción al trabajar requiere que tomemos responsabilidad sobre ella.
Un caso habitual es ante una situación constante de urgencia: si escogemos una opción u otra, ¿qué pasará con el asunto que queda parado? ¿qué le ocurre un cliente que no puede trabajar a la espera de esa acción? ¿Pero puedo desatender un servidor averiado en cuanto vas minutos deje de lado más se degradará? Tomemos la decisión que tomemos, el resultado final va a ser nuestra responsabilidad, y eso es lo que puede detenernos.
¿Qué opción tenemos? Decidir y escoger, ser valientes y afrontar una de las opciones. Puede que escojamos mal, pero es mucho mejor eso que quedarse congelado y no hacer nada. Y, al fin y al cabo, son acciones inherentes a nuestro trabajo, y si estamos en ese trabajo es porque alguien (quizá nosotros mismos) cree que estamos capacitados para llevarlo adelante.
Fotografía Robert S. Donovan
Comments