Antes de decidir el qué vas a dejar de hacer el próximo año, y sobretodo el cómo, vale la pena , una explicación de por qué los malos hábitos no son tan malos.
Todos los hábitos, buenos o malos, tienen un conjunto de compensaciones. Tomamos café por el impacto de la cafeína, por su aroma, por el ritual de preparación o por parte social. De estas compensaciones, algunas serán buenas para nosotros y otras no.
El problema que nos encontramos es que, al eliminar un hábito (como el de tomar café), suprimimos todas las compensaciones. ¿Es necesario eliminar todas las compensaciones? Normalmente no. Si lo hacemos, estamos pidiendo a gritos que falle.
En su lugar, podemos retener las partes menos dañinas, y tendremos más posibilidades de éxito. En el ejemplo del café, lo que hemos de hacer es buscar cómo mantener o replicar las compensaciones positivas eliminando la cafeína.
El proceso es:
- Identificar todas las compensaciones del hábito que quieres dejar
- Decidir cuáles tienen consecuencias negativas
- Decidir si, y cómo, es posible retener el resto de compensaciones
- Ponerse a trabajar.
Si se sigue esto, se tendrá más éxito en la modificación de tus hábitos. Recuerda, los malos hábitos no son malos del todo.