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Seis sombreros para pensar

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Seis sombreros para pensar habla de un sistema para analizar problemas de forma creativa y llegar a conclusiones de forma rápida. Es un libro de Edward de Bono, famoso por sus distintos libros sobre el pensamiento creativo y pensamiento paralelo.

Los seis sombreros

El método de los seis sombreros nos ayuda a generar ideas para solucionar un problema. Consiste en usar los sombreros como símbolo del tipo de pensamiento que se quiere conseguir en cada momento. Cada sombrero tiene un color y significado distinto:

Cómo se usan los sombreros

Las sesiones del método de los seis sombreros discurren de la siguiente forma: un conductor toma el sombrero azul (es decir, se pone en la situación de mantener el control de la reunión) y decide en qué orden van a usarse los sombreros. Una vez decidido cuál va a ser el primer sombrero, pide a cada uno de los participantes que se ‘ponga’ ese sombrero y hable, durante un tiempo limitado (aconsejable 2 minutos).

Una vez todos los participantes hayan usado ese sombrero el conductor pide que se use otro de los sombreros. Así se hace hasta que se han usado todos los sombreros (algunos pueden usarse más de una vez; esto y el orden en el que se usan depende del tema a tratar y del desarrollo de la reunión).

Mientras se está usando uno de los sombreros sólo se pueden hacer aportaciones relacionadas con ese sombrero, y por turnos. Por ejemplo, si un participante hace una propuesta mientras lleva ‘puesto’  el sombrero amarillo, otro participante no puede replicarle con los inconvenientes de esa idea; en su lugar, deberá esperar a que le llegue el turno de usar el sombrero negro.

Opinión

El método es útil tanto para las sesiones en grupo como para pensar en un problema individualmente. No deja de ser el proceso normal de pensamiento con una pizca de creatividad, pero el hecho de usar sombreros sirve de guía para no olvidarnos de ningún punto de vista.

Tratar con los distintos enfoques por separado y por turnos parece una buena idea para evitar batallas porque cada participante imponga sus ideas. El único ‘pero’ que le veo es implantarlo en algunos entornos de trabajo. Aunque no debería ser demasiado difícil, el autor dice que en algunos lugares se enseña a niños de cuatro años.

Si eres autor o conoces algún libro que podamos comentar en este blog, ponte en contacto con nosotros. En Du Tudú nos gusta leer y opinar.

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