Clean! por saaby
Hemos empezado a usar GTD para organizar nuestro trabajo. Le estamos sacando provecho, y el tener toda la información bajo control nos hace sentir relajados y satisfechos. Incluso más que satisfechos, pensamos «¡cuanto se está perdiendo la gente a mi alrededor por no usar GTD! Les ayudaría tanto usarlo también…»<>
Al cabo de unos días, durante el café con los compañeros y eufórica por haber despachado todos los e-mails de la mañana, les comentas cafeína en mano que deberían probar ellos también GTD. Inmediatamente, sonrisas guasonas entre los oyentes. «¿Qué he dicho que haga tanta gracia?», preguntas.
«Verás, llevas días hablándonos de GTD, te pusiste las bandejas nuevas de plástico sobre la mesa, y cada vez que llevamos algo para ti nos insistes mucho en que lo dejemos en tu ‘bandeja de entrada’. Pero fíjate en cómo la tienes«.
Sorprendida, vas hacia tu mesa al acabarte el café, y entiendes el comentario: hay cosas que llevan días en esa bandeja, y sigue llenándose.
Tan importante como tener una bandeja de entrada es mantenerla vacía. Si no la procesas a menudo, la gente de tu entorno no puede confiar en que puedas atender a lo que te piden, y además intentarán llegar a ti por otros medios, saltándose tus bandejas y haciéndote más difícil mantener tu sistema. Y, mucho menos, conseguirás convencerles de los beneficios de GTD.
Recuerda vaciar tu bandeja de entrada, no sólo porque sea necesario para mantener bajo control tu entorno, sino para que a tu alrededor sean conscientes de ello.